Al igual que hay alimentos que resultan muy beneficiosos para nuestra salud hay otros cuyo consumo debemos controlar, de lo contrario pueden favorecer la aparición de muchas enfermedades, no sólo sobrepeso u obesidad. Ten en cuenta los siguientes datos:
- Alimentos refinados: pierden gran parte de la fibra que contienen e incluso algunas vitaminas, y se les incorporan muchos azúcares simples (que a la larga facilitan la diabetes) y grasas saturadas.
- Sal: no es necesario añadir sal a los alimentos ya que muchos de ellos contienen este producto y los minerales que aporta (sodio, cloro). El exceso de sal en las comidas facilita la hipertensión arterial, osteoporosis, artritis y según recientes investigaciones algunos tipos de cáncer.
- Proteínas animales: las proteínas aportadas por los alimentos de orgien animal resultan un poco más difíciles de digerir que las de origen vegetal. Por eso no debemos excedernos en su consumo. A la larga, este tipo de proteínas, en exceso, favorece alteraciones del intestino, diverticulosis, hipertensión arterial y arteriosclerosis.
- Azúcar refinado: el azúcar blanco, refinado, es sólo un almacén de calorías ya que no tiene ningún nutrienete salvo azúcares de rápida combustión. Por otra parte su consumo frecuente facilita la caries, la diabetes y por supuesto la obesidad. Es mejor sustituírlo por azúcar intregras de caña, miel y melaza. No olvides que hay muchos productos que incluyen en su composición este tipo de azúcares como es el caso de los yogures azucarados, pastelería industrial y refrescos. En este sentido hay que recordar que las frutas, incluyendo los zumos, deben tomarse en cantidades no superiores a dos o tres piezas al día. El resto pueden ser azúcares que nos sobran.
- Aditivos: como la tartracina favorecen el desarrollo, sobre todo en los más pequeños, de reacciones alégicas.
- Ensaladas muy aliñadas: una ensalada es un alimento ideal y mejor si sólo le añadimos un poquito de aceite o en su lugar zumo de limón, vinagreta... Recuerda que 100 gramos de aceite tienen 900 calorías y si además le añades una lata de atún suponen casi 300 calorías.
- Alcohol: al igual que el azúcar refinado es un almacén de calorías que además deben metabolizarse en el hígado trabajosamente. Por otra parte, ese proceso de metabolización facilita que algunas vitaminas y minerales puedan agotarse como es el caso del grupo B, C, el zinc, potasio o magnesio.
- Cafeína y otros excitantes: que podemos encontrar en el té, bebidas con cola, chocolate, no sólo pueden alterar el sueño, sino además facilitar la hipetensión arterial, elevar los niveles de colesterol y agotar algunas vitaminas como las del grupo B.
- Modo de cocinar los alimentos: demos saber que las carnes asadas, casi quemadas, resultan altamente nocivas para el organismo. El aceite de freír o de guisar nunca debe humear, pues eso quiere decir que se ha quemado y conviene desecharlo. Tampoco debemos reutilizar el aceite ya que de esta manera lo que se consigue es que aumente mucho más el colesterol en los alimentos que freímos o guisamos en él. Por eso se aconseja utilizar aceite de oliva de primera presión en frío, a ser posible sin filtrar, de alta resistencia (resiste más a altas temperaturas).
- Pimienta negra: se ha descubierto que contiene una sustancia cancerígena, llamada benzopireno.
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